CARILDA, UNA POETA TRANSGRESORA
HIPATIA Asociación Intercultural 
icono de búsqueda de contenidos
HIPATIA Asociación Intercultural

CARILDA, UNA POETA TRANSGRESORA

Carilda Oliver Labra por Juana Ma. Fernández Llobera

Juana Ma. Fdez. Llobera | 23 ago 2024


VIAHIPATIA.COM

SECCIÓN LITERARIA –Crítica literaria-

Texto: Juana María Fernández Llobera

Imagen: dibujo de Juana Mª Fdez. Llobera, CARILDA, agosto 2024, Palma.

 

CARILDA, UNA POETA TRANSGRESORA

 

En su artículo “Del trauma al poema”, mi compañero Miquel Palou-Bosch, nos habla de la vida de una poeta cubana, nacida en la década de los años veinte del siglo pasado, por la que yo siento mucha admiración, que es Carilda Oliver Labra. He escogido un poema de ella que siempre me cautivó, cuyo título es “El mar”, para analizarlo y llevar así a sus hogares un poco de la obra de esta mujer que, con sus poemas y forma de vida, trasgredió las convenciones sociales de su época, abriendo camino a las escritoras que hemos ido detrás en el tiempo. Mujer que ya en el año 1949 utilizaba, adelantándose, un lenguaje amoroso que sería frecuente en las escritoras de los años setenta del siglo XX. Existe en su obra un protagonismo corporal femenino, algo que no se había visto hasta que ella hizo uso del mismo.

 

 

El Mar

*

Como en un lecho me tendí en el mar.

Hechizada por musgos y por linos

tuve acoso de brazos peregrinos

que me echaban las ondas al pasar.

 

Contra mi carne se batió el azar.

El agua -furia, vértigos y vinos-

se entretenía con los bordes finos

de mis caderas, blancas de esperar.

 

Entonces: grave, pálido, in-sereno,

llegaste como llega siempre el mar

y tu mirada me rompió este seno.

 

Ni Dios mismo nos pudo separar:

cuando una ola te volvía ajeno

entrabas en mis piernas con el mar.

 

Poema de Carilda Oliver Labra

 

Nos hallamos ante un soneto de versos endecasílabos. En los dos primeros cuartetos encontramos la descripción del lugar donde ocurre el encuentro amoroso y los terceros muestran el tono efusivo que produce la pasión.

El soneto debe de tener una unidad temática y un desarrollo completo, como ocurre en el soneto que nos ocupa.

Carilda, como ocurre en este soneto, transgredió, en su época, escribiendo con naturalidad y desenvoltura, temas como el erotismo y la unión sexual con el individuo masculino. En este poema sugiere el contacto físico con el mar. Existe una personificación del mar, cuyos brazos presenta como ondas, que van en su busca, sobre el lecho marino repleto de musgos y linos. Se tiende en el mar como en un lecho la voz lírica. Recordemos que el yo lírico se diferencia del poeta, expresando emociones y sentimientos, pero manteniendo la individualidad y distancia con el/la autor/a. En este caso la autora utiliza recursos de la naturaleza (el mar) para expresar lo sentimientos que anidan en su interior y poder así exteriorizarlos.

La descripción hecha en el primer cuarteto es primordial, porque prepara la escena acuífera para que el lector pueda imaginarla con claridad, creando el mundo ilusorio donde transcurrirá después el encuentro amoroso.

En la segunda estrofa (segundo cuarteto), nos encontramos con la descripción del agua que se despierta ante los encantos de la mujer protagonista. Esa energía en forma de furia, está claramente vinculada al tema que constituye uno de los temas grandes de la autora: el erotismo. La mujer parece atraída por el placer que le produce el roce del agua. El mar es visto desde la perspectiva del hombre que abraza a la mujer, representada por el símbolo de las caderas. En toda su obra podemos encontrar símbolos y cualidades tradicionalmente empleados, que ella utiliza para referirse a sí misma como sujeto erótico, como pueden ser: boca, senos, caderas, cabello, fruta, etc.

En la tercera estrofa (primer terceto), hay una descripción del receptor directo, grave, pálido, in-sereno. Aquí el adjetivo “pálido”, término heredado de los románticos y también de los modernistas, que lo utilizaban como un atributo de la belleza femenina, es atribuido al hombre que entra de repente en el escenario descrito, con lo cual vuelve a transgredir lo establecido hasta entonces.

La última estrofa (segundo terceto) sugiere la unión sexual. La pasión nace a pesar de la cólera de las olas, como si las mismas se opusieran al destino de los dos amantes. La voz lírica deja claro que no hay impedimento para esta relación amorosa.

Sin duda, Carilda Oliver Labra, rompe los moldes de la relación amorosa, en relación a la parte activa y la pasiva, situándose en el centro de la mima sin sumisión, y sin ser solo parte pasiva, disfrutando plenamente.

Juana M. Fdez. Llobera

 

 

VIAHIPATIA.COM

SECCIÓN LITERARIA

CRÍTICA LITERARIA

HIPATIA CENTRO INTERCULTURAL

 

AGOSTO 2024

Temas relacionados:

Opiniones de este contenido

Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.




 No hay opiniones. Sé el primero en escribir.


Escribe tu comentario
* Datos requeridos
Título *
Contenido *
Tu nombre *
Tu email *
Tu sitio web