Carmen Conde: hechos que influyeron en su obra
Como complemento al interesante artículo de Miquel Palou-Bosch, voy a hablar de los elementos que, a mi entender, influyeron en la obra de una de las mejores Poetas que hemos tenido en este país. Es cierto, que he leído mucho sobre su vida, para poder entender su obra, no sólo cuando hacía la carrera, sino antes y después. Siempre intento aprender de las mejores, para poder escribir cada vez mejor.
En primer lugar, Carmen Conde nació en un momento en que se publicaron obras que serían consideradas de las mejores de la poesía castellana, como ‘El canto errante’ de Rubén Darío, o las Poesías de Unamuno, y una obra que, siempre me emocionó, que es ‘Soledades. Galerías. Otros Poemas’, de Antonio Machado. Poeta cuyos versos mi hermana me recitaba en nuestra habitación en mi niñez y que fueron, estoy segura, los que hicieron que deseara ser Poeta, junto a otros de otros autores. Por entonces, también publicó su libro ‘Olvidanzas’, un joven Juan Ramón Jiménez. La condesa de Pardo Bazán, escribía por entonces una novela titulada ‘La sirena negra’. El nacer en una época en la que se da mucha importancia a la poesía, que flota en el aire, hace que llegue a ti y, si tienes sensibilidad, al escuchar, al leer, te influye. Pienso que eso es lo que le ocurrió a Carmen Conde.
Uno de los hechos que pienso que influenció en su obra también fue que, aunque sus padres, Luis Conde Perreño y María de La Paz Abellán García, nacieron en Cartagena, tenía su padre ascendencia gallega y la familia de su madre provenía de Lorca. Norte y sur peninsular se entremezclan generando movimientos internos que, pienso que generarían en ella un punto de ebullición, que ella transformó en Arte.
Otro de los sucesos que se ve reflejado en su obra fue que cuando los negocios familiares fracasaron (negocios de joyas y muebles), tuvieron que partir hacia Melilla, donde el padre trabajó con un patrón de su oficio de joyero. Este hecho queda recogido en su obra de 1955 titulada ‘Empezando la vida’, en la que habla de su infancia. En ella habla de dos maestras que le influyeron: Victoria Garcés y Anita Pedrosa Carretero, siendo Anita la que le sugirió que estudiara para maestra, ya que consideraba que tenía gran capacidad de síntesis. Años más tarde, estudiaría Magisterio, gracias a una beca del Ayuntamiento que le consiguieron dos personas que estaban haciendo mucho por la enseñanza en Cartagena, que eran Félix Martí Alpera y Enrique Martínez Muñoz. Dicha profesión, pienso, fue la que la incitó a escribir numerosas obras para niños y jóvenes. Estudió en la Escuela Normal de Murcia, aunque los exámenes finales los realizó en 1930 en la Normal de Albacete.
Antes de acabar la carrera, conoció al Escultor José Moyá y al Poeta Antonio Oliver Belmás. Tenía gran amistad con ambos, pero de enamoró de Antonio, con el que formalizó una relación en 1927, casándose en 1931. Por entonces ya había acabado la carrera. Su marido influyó en su rumbo poético. Fue él quién le enseñó la poesía de Juan Ramón Jiménez, con el que Carmen Conde se cartearía después. Dicho Poeta influiría en su obra. Antes de casarse, en 1929, Antonio le ayuda a escoger los poemas que verían la luz juntos como Poemario, cuyo título fue Brocal, que eran poemas en prosa. En este poemario encontramos versos, enunciados, versículos, oraciones que parecen greguerías, pero hablan de un ‘yo’ lírico. Es un libro breve, pero denso, en prosa cargada de sugerencias tanto al hablar de la observación que hace de la naturaleza como cuando habla de sentimientos íntimos.
Otra experiencia que marcaría a Carmen Conde, fue su experiencia en la Universidad Popular, que había sido creada en 1931 por su marido, junto al doctor Manuel Más Gilberto, el poeta Ginés Arlés y el historiador Antonio Puig. Dicho centro acercaba la cultura a los obreros. Como escribió ella en el periódico República, tenía el propósito de instruir a los adultos de la clase proletaria.
Un año que influyó mucho en Carmen Conde fue 1933. Su hija nació muerta en el parto. La maternidad frustrada, ya que no tuvo hijos, la llevó a escribir un poemario, pero deseó mantenerlo inédito porque era muy íntimo. De hecho, ahora que me acuerdo, en la colección bibliográfica formada en la Residencia de Señoritas de Madrid, y que ahora se cataloga en la Biblioteca Histórica de la Universidad de Madrid, se encuentra un ejemplar de su Poemario titulado ‘Júbilos’, que lleva pegado en el verso de la primera hoja un exlibris impreso de la Biblioteca de la Residencia de Señoritas de Madrid, en el que aparece que fue donado por Felisa Martínez, que fue doctora a cargo de la asistencia médica allí. ¿Por qué sacó a relucir esto? Porque hay una anotación en la página 17, en la que aparece la firma manuscrita de Felisa Martínez y la data de Fiesta del Libro 1935, junto a la dedicatoria impresa de Carmen Conde que dice así: ‘A María del Mar que se fue a bordo de su nombre’, refiriéndose a la hija que nació sin vida en 1933. Al año siguiente, otro golpe le influiría también, la muerte de su padre, al que estaba muy unida. Estos dos hechos hacen que esté muy triste. Lo único que le alivia es cartearse con amigos, muchos de ellos escritores, como Juan Ramón Jiménez, Ernestina de Chapourcin, María Zambrano, Dulce María Loynaz, Jorge Guillén, Ida Vitale, Federico García Lorca y otros muchos.
Pero todo no iba a ser malo en 1934, porque ese año fue incluida en la antología Poètes Espagnols d’aujourd’hui, de Mathilde Pomès.
¿Qué otros hechos pienso que tuvieron influjo en su obra?
Pienso que un hecho que le influyó fue el desempeño del cargo de inspectora del Orfanato Nacional de El Pardo, en cuyo Patronato intervenían Clara Campoamor, García Morente y el doctor Carande. Esto fue antes de la Guerra Civil Española.
Luego llega la maldita guerra civil y Antonio se incorpora al ejército de la República y desarrolla por los frentes labor de propaganda con la emisora Radio Frente Popular número 2. La guerra, evidentemente, hizo mella en los dos. Carmen le acompañó por varias ciudades de Andalucía, tras lo cual, regresó a Murcia para atender a su madre ya viuda y, más tarde, se instala en Valencia, porque es la ciudad más tranquila de la retaguardia republicana. Allí sigue cursos de la Facultad de Letras y decide opositar a Bibliotecas, pero con la caída de la República, no le servirá para nada, ya que todo ello es borrado, pero tiene la satisfacción de haber aprendido cosas.
Su vida da un giro importante que, le influirá a lo largo de toda su vida, el conocer a Amanda Junquera. Ya habían coincidido antes, pero al quedar recluido en un lugar de Murcia, Antonio, Carmen se va a Madrid y se refugia en la casa de un matrimonio amigo, los Alcázar. Cayetano Alcázar y Amanda Junquera, eran amigos de su marido de los años juveniles de Cartagena. Cayetano era catedrático de Historia de la Universidad de Murcia y Amanda Junquera Butler, era una escritora, destacada traductora y cronista. Estuvo un año en su casa y fue entonces cuando escribió el poema en prosa ‘El arcángel’, inédito hasta la década de los años sesenta del siglo XX. En 1940, se instaló en El Escorial con Amanda Junquera, escribiendo allí gran parte de su obra. Entre las dos hubo, desde que se conocieron, una gran complicidad. Se habla de que tuvieron una relación lésbica, que pudiera ser, si analizamos los poemas que escribió para ella, en los que se ve como explícitamente hay un deseo de comprometerse con ella, aludiendo además a la escritora neozelandesa Katherine Mansfield, en un lenguaje conocido como código lésbico de la época. Fuera como fuese, la cuestión es que se apoyaron mutuamente desde entonces a lo largo de la vida hasta la muerte, en 1986, de Amanda. Nació en esa época el seudónimo Florentina del Mar. Florentina, para los que no lo sepan, es una santa mediterránea. Dicho seudónimo amparó a Carmen Conde ese tiempo para poder escribir cuentos para niños y poesía.
La muerte de su marido, en 1968, también le influyó, porque había vivido muchas cosas con él y habían trabajado juntos mucho tiempo. Después de ello, volvió a vivir con Amanda, que también era viuda.
No olvidemos que ser republicana le pasó factura, siendo juzgada, pero con fallo de sobreisimiento provisional en 1944, aunque tuvo una nueva denuncia en 1949.
El poemario ‘Ansia de la gracia’, cuyo tema central es el erotismo, siendo sus imágenes en relación con la naturaleza, fue el que le hizo entrar en el mundo editorial, con lo cual se publicaron muchos más ejemplares que los de otros poemarios anteriores.
Otro escritor que influiría a Carmen , fue Vicente Aleixandre, al que conoció en un viaje a Madrid desde El Escorial. De hecho, escribiría un artículo sobre él en la revista creada por Juan Aparicio, El Español. Una prueba de ello, a mi entender, fue que, además de estar colaborando en La Estafeta Literaria con literatura infantil, se convirtió en la asesora literaria de la Editorial Alhambra, y propicia que se publique en ella la obra de Aleixandre titulada ‘La destrucción o el amor’, que en 1933 le había valido a él el Premio Nacional de Literatura. Así comienza la colección Poesía y vida.
¿Qué más puedo añadir que pienso que fuera significativo para su obra?
Su marido y ella consiguen el archivo de Rubén Darío, que guardaba Francisca Sánchez, que era la compañera del escritor nicaragüense, que daría lugar a la biografía que escribe Carmen , titulada ‘Acompañando a Francisca Sánchez’, que es un estudio de una vida junto a Rubén Darío, que fue publicada en Managua en 1964.
Es una mujer con una gran actividad, ya que es requerida para pronunciar conferencias y lecturas comentadas de su obra en numerosas ciudades de Europa y América, como son Puerto Rico, Nicaragua, Panamá, Nebraska, Miami, Maryland, Nueva York, etc. También desde 1944 a 1951, colabora en Radio Nacional de España.
Carmen Conde fue la primera mujer designada para figurar en la Real Academia de la Lengua, honor que, como sabéis, se reserva a los más grandes creadores y a los más notables conocedores del idioma. Sustituye en el sillón K al dramaturgo Miguel Mihura. Fue el día 28 de enero de 1979 cuando Carmen pronunciaría, en sesión solemne, su discurso preceptivo de ingreso. El título que escoge para su discurso es ‘Poesía ante el tiempo y la inmortalidad’.
Creo que se nota mi gran admiración por ella. Gracias a mujeres así, las Escritoras actuales hemos podido tener un hueco para poder dar a conocer nuestra obra. Gracias, Carmen, por darnos una oportunidad con tu trabajo.
Juana María Fernández Llobera
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