CONVERSANDO CON MARGARITA SANZ LOBO
HIPATIA Asociación Intercultural

CONVERSANDO CON MARGARITA SANZ LOBO

"Volver a la casa de la mirada roja"

Juana Ma. Fdez. Llobera | 17 ene 2025


VOLVER A LA CASA DE LA MIRADA ROJA

Buenos días, Margarita. Me complace mucho hacerte esta entrevista porque me ha sorprendido gratamente tu Poemario.

Me llamó mucho la atención el título de tu Poemario, que es además el título del último poema del mismo. ¿Puedes explicar lo que simboliza la casa y que además se utilice el color rojo?

Buenos días y muchas gracias por contar conmigo para esta entrevista. Efectivamente, el poemario lleva el título del último poema, “Volver a la casa de la mirada roja”, porque con él se cierra el proceso de evolución que recorremos con la lectura de los poemas. La casa es el lugar de acogimiento, de protección y seguridad que simboliza la infancia. Es verdad que la casa de mi infancia no tenía nada rojo pero la elección de este color se debe al calor, a la luz que irradia en mi imaginario. No es una casa roja, sino de mirada roja; y, sobre todo, es un refugio, un lugar seguro.

El poemario trata de un tema personal, que es el proceso que tuviste por la pérdida de un ser querido, aunque también en el poemario se hable de otras cosas. Supongo que, en un primer momento, lo escribiste para ti, para superar el duelo y que luego, al mostrarlo, se vio que era especial y muy digno de ser publicado. ¿Puedes explicar cómo surgió, cómo fue la elaboración y cómo llegó a la Editorial Adeshoras?

En un principio yo estaba escribiendo con una cierta “normalidad”. Tras un proceso de reflexión me di cuenta de que estaba hablando de mi propio duelo, de lo que estaba experimentando tras el fallecimiento de mi madre. Poco después, supe que la editorial Adeshoras había abierto un proceso de recepción de manuscritos y lo envié. Antes de enviarlo, revisé los poemas, reflexioné mucho sobre ellos y los organicé en tres partes que, a mi parecer, ilustran la evolución que yo viví. Cuando la editorial me respondió diciendo que estaban interesados en publicarlo, mi alegría fue enorme. La colaboración con la editora, Susana Noeda, ha sido muy fluida y estoy muy agradecida a su trabajo de edición.

El poemario se articula en tres partes. En la primera parte se plantea la búsqueda de la identidad en un momento en el que el desasosiego de la pérdida impide ver el mundo. En la segunda, estamos en el proceso de observación del mundo real, de la vida que sigue aconteciendo a pesar del dolor propio y, la tercera, es un regreso a los recuerdos y a la infancia como lugar seguro tras lo vivido con anterioridad. En la segunda, hablas del dolor ajeno, ¿puedes explicar un poco lo que te impactó del dolor ajeno para plasmarlo en los poemas?

A veces, cuando una está ensimismada recreándose en su propio dolor, no es capaz de ver el dolor ajeno. Yo empecé a despertar poco a poco al dolor de los demás al observar el mundo que tenemos hoy en día. Algunas imágenes me impactaban directamente, como los éxodos de los refugiados intentando salvar la vida. Recuerdo especialmente la imagen de una joven madre saliendo de Ucrania, cruzando la frontera andando, con una mochila y su hijita de la mano. De ahí surgió el poema “Lágrimas”. También me interesa de siempre el tema de las mujeres y, aunque no es un tema actual, intenté imaginar el dolor de las mujeres que atravesaban a pie los Pirineos al final de la guerra civil, en la “Retirada”. Caminaban en silencio, por la nieve, llevando solo la maleta o un bulto con ropa y a sus hijos de la mano. Con ese recuerdo escribí “Mujeres”. Como ves, se unieron temas actuales con temas pasados pero todos observados desde los ojos del sufrimiento ajeno.

¿Qué sentiste al acabar el Poemario? ¿Cómo fue el proceso de relectura del mismo y el de corrección?

Es difícil de explicar porque me cuesta mucho dar por terminado un poema, más aún un poemario completo. Desde luego, sentí la satisfacción de ver una obra terminada pero también la incertidumbre de lo que podía haber hecho y no hice o de las posibilidades diferentes que veo siempre en los textos. Suelo releer mucho y corregir. Normalmente dejo “reposar” la primera versión de un poema y luego la reviso, cambio, reescribo…

De todos los poemas, ¿a cuál tienes más cariño o consideras que es el que expresa más o el que más te gusta?

Me gusta mucho el poema “Te pareces” porque creo que expresa esa búsqueda de identidad que todos experimentamos a lo largo de la vida y también sentimientos o situaciones con las que nos podemos identificar y en las que los lectores se pueden ver reflejados. Pero seguramente mi favorito es “Volver a la casa de la mirada roja” porque me da la tranquilidad de la reflexión, el reposo de llegar a una meta, de volver al lugar seguro.

Me llama la atención que hayas estudiado Filología Hispánica como yo, pero que también hayas estudiado Francesa. Además, te especializaste en traducción del francés. ¿Por qué te decantaste por ello?

Yo quería dedicarme a la Música pero en mi casa no opinaban igual, así que me decidí por estudiar una filología, que era lo que más me gustaba después de la música. Comencé por la Filología Francesa porque el idioma francés siempre se me había dado bien y, en cierto modo, me permitía acercarme a la Literatura, que era mi pasión. Después estudié Traducción y Filología Hispánica pero trabajé solo unos meses como traductora.

Estudiaste Música y Piano en el Conservatorio de Valladolid, algo que yo, personalmente, admiro muchísimo. De hecho, me hubiera gustado ser pianista. Quizás por eso escribí el cuento “Soñando sobre las teclas”. ¿Cuándo comenzaste a estudiar Música y Piano? ¿Qué te motivó a ello?

La Música es mi otra gran pasión. Desde niña había estudiado guitarra y piano y, como dije antes, quería dedicarme solo a la Música. Estuve simultaneando los estudios musicales con los de Filología y, cuando terminé, me presenté a oposiciones para ser profesora de Música en Secundaria.

¿Cómo ha sido tu experiencia como Profesora de Música en Secundaria?

Tengo que decir que ha sido maravillosa. Siempre he disfrutado mucho enseñando Música. Creo que hace falta más música en las escuelas, además de cambiar las metodologías y acabar con la burocracia docente que no permite que los profesores hagamos nuestro trabajo porque nos ocupa la mayor parte del tiempo. Las experiencias que he podido desarrollar como profesora de Música han sido muy enriquecedoras ya que siempre he buscado que el alumnado practicara la música en conciertos, musicales, composiciones, etc. desarrollando sus talentos y capacidades. Y también he podido contar siempre con compañeras excelentes.

Otra de tus facetas es la de narradora oral. De hecho, formaste parte de un dúo llamado ‘Las Damas Atrevidas’ cuya labor principal era la de contar cuentos a los niños. ¿Cuánto duró esa experiencia y cómo la viviste?

“Las Damas Atrevidas” es un dúo que formé junto con Fuencisla Valverde para contar cuentos e historias a los niños. Nuestro nombre viene del cuento “Once Damas Atrevidas” publicado por la editorial Kalandraka. Durante más de diez años nos hemos ocupado de la animación a la lectura en la Biblioteca Pública de Segovia con “La hora del cuento” y también hemos viajado por numerosos pueblos llevando nuestros cuentos y canciones a los niños (y mayores) que nos querían escuchar. Para mí ha sido una experiencia increíble, he aprendido mucho sobre la forma de narrar, las reacciones de los niños, la necesidad del ser humano de que le cuenten historias… Además, en algunas ocasiones llevaba cuentos y poemas escritos por mí, así que he podido “probar” en directo cómo les llegaba lo que escribía. Actualmente no contamos cuentos de forma habitual, pero seguimos participando en momentos especiales.

¿Qué significó para ti la exposición del proyecto multidisciplinar (música, artes plásticas y literatura) titulado ‘Vencer al olvido’? ¿Nació del hecho de que tu abuela materna hubiera estado en la Residencia de Señoritas de Madrid?

La historia de mi abuela materna era completamente desconocida para la familia ya que ella había fallecido cuando mi madre tenía poco más de dos años. Casi por casualidad descubrí que había estado becada en la Residencia de Señoritas de Madrid y así comencé a investigar. Cuando estaba en pleno descubrimiento de quién había sido mi abuela, el Ayuntamiento de Segovia lanzó una convocatoria para exponer en las celdas de la antigua cárcel de la ciudad, que ahora es un centro cultural. Fue entonces cuando pensé en algo que aunase música, literatura y plástica. Presenté el proyecto y fue seleccionado. Para este proyecto escribí las cartas que podría haber escrito mi abuela (teniendo en cuenta los datos que ya había encontrado), compuse la música que se escuchaba en la celda y preparé una puesta en escena con las cartas, retratos, ropa, libros antiguos, todo cubierto por velos de tul rotos porque simbolizaban el olvido que había sido vencido. De ahí el título “Vencer al olvido”. Para mí significó mucho dar a conocer una historia, la de mi abuela, que estaba perdida y olvidada.

Has creado un blog de Literatura infantil y juvenil, que se titula ‘Leer el mundo’. ¿Puedes explicar en qué consiste?

Creé este blog en 2007 para ir subiendo reseñas de los libros de literatura infantil y juvenil que voy leyendo. Desde hace más de veinticinco años pertenezco a la tertulia de literatura infantil y juvenil “El bosque de las palabras” que organiza la Librería Diagonal de Segovia. Siempre me ha interesado mucho la literatura infantil y juvenil y me parecía un buen sistema de difusión y crítica de obras. Actualmente sigo escribiendo reseñas, aunque con menor frecuencia. Por si alguien está interesado en leerlo, esta es la dirección www.leerelmundo.blogspot.com

Me gustó mucho la ilustración de la portada. ¿Conocías de antes a la ilustradora Marta Campos Calero?

No la conocía, pero me gusta mucho su obra. Susana Noeda, la editora de Adeshoras, me propuso varias ilustradoras y Marta me encantó. Creo que la ilustración de la portada recoge muy bien la esencia del poemario.

¿Qué te gustaría explicar más del Poemario que has escrito?

Me gustaría decirles a los lectores que lean despacio mis poemas, incluso en voz alta. Aunque los procesos de duelo son diferentes en todas las personas, cuando canalizamos lo que sentimos por dentro hacia una experiencia artística, podemos descubrir aspectos desconocidos de nuestro propio mundo interior.

Sobre todo, espero que “Volver a la casa de la mirada roja” les guste.

                                                                 Juana Ma. Fernández Llobera

 

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