Poemario ‘Babalaza’ de Sara Nieto
Buenas tardes, Sara.
Nos reunimos hoy para hablar de tu Poemario ‘Babalaza’, cuya temática es altamente interesante, ya que habla de lo que les pasa a las madres en relación a sus hijos. Por un lado, los aman, pero, por otra parte, sienten que se les ha amarrado al cuello una pesada cadena que no les deja avanzar.
J.M.: Antes de hablar de tu Poemario, me gustaría que nos hablaras de ti, de dónde naciste, dónde resides actualmente, que nos hables de tu formación como Documentalista y Periodista, de tu profesión de Bibliotecaria, de cómo fue tu experiencia durante la realización del Máster de Poesía de la Escuela de Escritores, cuándo comenzaste a escribir poesía y cuál fue la razón de ese comienzo. Añade lo que creas que puede ser de interés para los lectores y que consideras importante.
S.N.: Nací en Madrid allá por los años 70 y resido en Leganés. Siempre fui una buena estudiante rodeada libros desde que aprendí a leer. A la hora de ir a la universidad no se me ocurrió mejor titulación que la de Biblioteconomía. Ser bibliotecaria me permitía cumplir mi sueño de trabajar con libros sin descuidar la parte creativa en mis ratos libres, por su puesto. Al poco tiempo surgió la posibilidad de estudiar la licenciatura de Periodismo y me pareció una combinación perfecta para dar rienda suelta a mi afán de escribir. Aunque he de admitir que nunca he ejercido de manera oficial como periodista, sí que esos años en la Facultad de Periodismo me dieron herramientas valiosísimas en cuanto a la comunicación y el lenguaje documental.
Si me preguntas por la poesía, te diré que escribo poesía desde bien pequeña. Como supondrás, los primeros versos eran ramplones y algo ñoños. Luego tuve una fase más bien oscura coincidiendo con una adolescencia turbulenta. Y después, a lo largo de mi vida siempre he escrito poesía o prosa poética.
Luego, en 2022 me lancé a la aventura de intentar adquirir algo de formación expresa en literatura. Me topé con el Máster de Poesía de la Escuela de Escritores y puedo decir que aprendí mucho y disfruté más. Fruto de aquel máster nació el proyecto que hace poco vio la luz: Babalaza.
J.M.: Prologa tu Poemario, de una forma especial y original, el Poeta y Artista visual Luis Luna, que es Doctor en Filología Románica y Licenciado en Filología Hispánica. Lo titula ‘Weltschmerz’, que es un término acuñado por el autor alemán Jean Paul y usado para expresar la sensación que una persona experimenta al entender que el mundo físico real nunca podrá equipararse al mundo deseado como uno imagina. En él hay 8 notas sobre el poemario Babalaza. ¿Por qué lo elegiste a él para prologar tu Poemario?
S.N.: Luis Luna fue mi mentor durante la elaboración del poemario. Él estuvo ahí desde antes de que la idea comenzara a gestarse. Fue uno de los profesores principales durante el máster y entre él y yo se produjo un entendimiento poético muy profundo. Es por eso que a la hora de elegir prologuista me dirigiese a él indefectiblemente.
En cuanto al prólogo que elaboró, cuando lo leí no me sorprendió. Es cierto que una siempre se espera esos prólogos sesudos que se explayan en halagar al autor de la obra, pero Luis no es así. Luis es un poeta esencialista que lanza dardos certeros y sin florituras. Ese “Weltschmerz” dividido en ocho notas (recordemos que en la tradición cabalística el 8 es el número del equilibrio entre el mundo de los sueños y el mundo real) no es casual en absoluto.
J.M.: Lo primero que llama la atención en tu Poemario es el título (‘Babalaza’), que al final de tu Poemario explicas que es una palabra que has oído continuamente en tu familia para referirse a algo resbaladizo, inestable, que se cae a o desliza fácilmente de las manos, pero también, para referirse al estado melancólico y sensible de una persona. ¿Puedes explicar a nuestros lectores la relación del título con el contenido de tus cuarenta poemas?
S.N.: Para mí está clara la relación. Estar “como una babalaza” es sufrir un estado de ánimo sensible, de equilibrio precario, donde no sabes cuál debe ser el siguiente paso. Donde no sabes si lo estás haciendo bien o si te has equivocado. Estar hecha una “babalaza” es vivir en la melancolía y en la inseguridad. Es vivir perdida. Una sensación que en algún momento todas las mujeres que se convierten en madres han experimentado.
J.M.: Hablas en tu Poemario del vacío existencial que persigue a muchas mujeres después de haberse transformado en madres. ¿Has sentido esa sensación en algún momento de tu vida?
S.N.: Muchas veces. Muchísimas. Es duro reconocerlo. Sé que no todas las mujeres se atreverían a decirlo. O bueno, quizás no todas las mujeres lo experimentan. En mi caso desde luego sí. Yo siempre he sido intelectualmente inquieta, un poco filósofa autodidacta y he procurado desarrollar mi parte creativa. Cuando de repente te ves con dos criaturas de corta edad para las que tú pasas a ser el sol de su universo, su todo, esa responsabilidad ocupa cada minuto de tu pensamiento y llega a abrumarte. En un momento dado, cuando ya te has volcado con cada partícula de tu ser a la labor de la maternidad, empiezas a sentir ese vacío existencial, ese Weltschmerz que produce nostalgia por lo no vivido.
J.M.: El poemario tiene cuarenta poemas numerados. En el prólogo, Luis luna habla de que cuarenta es la simbología del cambio, al final de un ciclo y el comienzo de otro. ¿Es casualidad que eligieras poner cuarenta o lo hiciste porque hay un cambio, que se produce cuando los hijos son mayores y vuelan solos?
S.N.: Lo cierto es que no estuve demasiado pendiente del número de poemas que componían la obra. Digamos que fue una serendipia que Luis detectó a la hora de hacer el prólogo y que, sin querer, define la estructura de la obra. Aunque he de puntualizar que son cuarenta poemas numerados más uno central, el único con título. Éste hace de bisagra entre los primeros veinte, que corresponden a los inicios de la maternidad cuando el mundo se le vuelve patas arriba a la voz poética y una segunda parte que corresponde al sosiego, a la aceptación cuando esa voz poética se recoloca en el mundo a medida que las hijas crecen.
J.M.: En el cuarto poema, comienzas el mismo de la siguiente forma:
‘hay días en que me pongo ñoña
y veo el sol salir en tu cara redonda
y oigo tu risa de tres años
que tintineaba como cristal
en vez de tus quejas’
Es la parte amorosa la que emerge en este Poema. ¿Has querido con ello reflejar la otra parte que existe en el interior de las madres, que es contraria a lo que expresas en el poema tres, en el que hablas de que te convertiste en una madre furiosa?
S.N.: Claro, eso es para mí “Babalaza”. Es un estado inestable que oscila entre la nostalgia, la felicidad y la furia. Porque todas las madres experimentan esa extraña amalgama de sentimientos que van del amor al odio, del orgullo a la vergüenza, de la alegría a la tristeza. Y eso es lo que quiero reflejar con este poemario. Que las madres somos seres humanos no exentos de estos sentimientos. Que no pasamos a ser sacrosantas por el hecho de haber parido. Seguimos teniendo defectos, sueños que nos gustaría cumplir y a veces los hijos nos estorban, aunque no podamos vivir sin ellos.
J.M.: En relación a tu Poema dos, hay un fragmento que expresa:
‘Por las mañanas voy andando al trabajo.
Paso por las calles vacías de coches.
Piso el verdín que asoma por las grietas del cemento.
El olor a orines de borracho que acecha en cada esquina se me cuelga de la ropa.
Me tropiezo con las bolsas de basura abiertas en la acera junto a sus cubos.
Las sillas apiladas a la puerta de los bares,
amarradas con cadenas roñosas, me parecen barcas
que se atan para que no las arrastre la marea’.
Luis Luna en el prólogo, en el punto cinco, habla de este poema y expresa: ‘También tú te atas con cadenas llenas de herrumbre a las cosas para que no te arrastre el mar de lo cotidiano’. ¿Crees que ese anclaje es el que sirve a las mujeres para sobrevivir a todas las batallas diarias con las que tienen que lidiar?
S.N.: Totalmente, las mujeres tenemos que encontrar puntos de anclaje continuamente para poder seguir adelante con toda la carga mental que se nos echa encima. El trabajo, aunque no sea vocacional, muchas veces se convierte en un ancla perfecta que nos permite salir de esa esfera absorbente que es la casa. Las amigas son los mejores salvavidas que existen, sobre todo, sin son mujeres que comparten tus mismas inquietudes. La lectura es un buen amarre. Y la poesía, por supuesto.
J.M.: A mí, particularmente, me ha gustado mucho el octavo poema. Creo que describes, a la perfección, ese momento en que necesitas desconectar para no explotar ni sucumbir y te adentras en el juego del parchís online, no haciendo caso a las frases típicas para ligar, porque lo que quieres, tan solo, es parar tu mente y que tu cuerpo se relaje. ¿Nos puedes contar cómo surgió ese poema, en qué momento?
S.N.: Pues es curioso que me preguntes por este poema, porque para mí fue un divertimento escribirlo. Es un puro desahogo que partió de estos dos versos:
«No sé, yo no sé nada», me dicen a la cara.
«Cosas tuyas, a mí qué me cuentas».
Esas frases que he oído y oigo muy a menudo a veces pueden doler como si te clavasen alfileres bajo las uñas. Se pronuncian muy a la ligera, pero son una forma de invalidarte, de anularte y de hacer que dudes de tu percepción de las cosas. Algo muy fácil en el estado de extrañamiento continuo en el que una mujer madre vive.
Estas frases tan aparentemente inocentes, pero con esa carga tan demoledora se pueden decir en muchos contextos: familiar o laboral, como es el caso que dio lugar al poema. Salí del trabajo con esos alfileres clavados y de camino a casa escribí el poema.
J.M.: En el poema decimoquinto, comienzas el poema de la siguiente manera:
‘«sal de mi vida», me dices
«sal de mi vida»
que salga de tu vida
como si pudiera cerrar la puerta del cuarto donde te encierras cada día y quedarme fuera como si pudiera salir de la casa que habitamos y dejarte dentro
y yo quedarme fuera de tu vida’.
Describes ese momento doloroso para muchas madres en el que, un hijo adolescente pasa de ti y no quiere tenerte cerca para que no te inmiscuyas en su vida. ¿Qué pesa más, en esos instantes, la impotencia de ver que no entiende lo que significa para ti, el hecho de que ha pasado el tiempo y tú no has hecho lo que querías y ahora te sientes vacía con esas manifestaciones o el amor que le tienes a pesar de la forma en que te trata?
S.N.: Pues creo que pesa todo por igual y al mismo tiempo. Me gusta la pregunta porque eso es exactamente lo que quería expresar con estos versos.
J.M.: En el vigésimo poema, utilizas la palabra que da título al Poemario. Comienza así:
‘Como babalaza que resbala y cae chorreando
de la cama al suelo
me despierto a menudo.
Que solo me apetece ponerme al sol de cacharreta como cuando era pequeña
así a la puerta de la casa en el pueblo’.
¿Es ese momento en el que lo único que deseas es que te dejen en paz?
S.N.: Indudablemente, a lo largo del día hay otros momentos en los que desearía que todos pasaran de mí. Pero digamos que justo al abrir los ojos cada mañana y darte cuenta de que todo sigue ahí, más o menos igual que ayer, a menudo se tiene ese sentimiento, esa fantasía de poder volver atrás en el tiempo a cuando la niña eras tú y nada se te exigía, ese tiempo en el que podías abandonarte de manera indolente a tomar el sol.
J.M. Podría hablar más, pero desvelaría demasiado del poemario y yo lo que deseo es que se lea. ¿Nos puedes hablar de otras obras tuyas brevemente?
S.N.: Bueno, llevo ya tiempo en el mundo de la escritura. Mi otra gran pasión son los relatos y microrrelatos. En 2018 publiqué con la editorial Saralejandría el libro de microrrelatos “Paraguas de colores para días grises”.
En 2023 fui seleccionada para el Premio Voces Nuevas de poesía de la Editorial Torremozas y publicada en la antología del mismo nombre: “Voces nuevas (XXXVI Selección)”.
Por otro lado, llevo ya un tiempo colaborando con el grupo Reverso de poesía, un grupo de ex alumnos de la Escuela de Escritores, con el que editamos un fanzine de poesía con el mismo título: “Reverso”.
Soy una escritora inconstante. Siempre escribo, pero no siempre publico. Mis poemas pueden leerse en diversas revistas como por ejemplo, la Rompedora. También suelo andar por las redes. Me gusta mucho trastear en Instagram (@saranieto_escritora), por ejemplo y combinar versos con imágenes e incluso vídeos cortos de mi propia cosecha.
Suelo escribir también en mi blog cuentoscontigo.wordpress.com
Historias, sueños y devaneos mentales para compartir cuentoscontigo.wordpress.com |
J.M.: Y, por último, como siempre pregunto, ¿qué añadirías a esta entrevista que consideres importante y que no te haya preguntado?
S.N.: Sé que la poesía es la literatura a la que más miedo se tiene, pero no hay razón para ello. La poesía que yo escribo es de tono conversacional muchas veces y es más cercana a la poesía confesional que a una lírica preciosista y críptica donde la forma predomina sobre el fondo. Al contrario, con mis versos pretendo contar una historia y al mismo tiempo transmitir una emoción. Y lo cuento a menudo sin tapujos porque creo sinceramente que se puede poetizar sobre todo y de cualquier forma y con cualquier palabra. Lo que importa es el mensaje y la musicalidad.
Juana María Fernández Llobera
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