CRÓNICA DESDE BADALONA
HIPATIA Asociación Intercultural

CRÓNICA DESDE BADALONA

Músicas para el interior.

Miquel Palou-Bosch | 5 jul 2023


Crónica de

Músicas para el Interior

 

Desde Palma de Mallorca se realizaron una serie de preparativos por parte de Miguel A. Holguín, el experto en guitarra española, y otros instrumentos como la flauta, que excelentemente hace sonar. Miguel Ángel es el encargado de los eventos musicales en la humilde entidad asociativa Hipatia, cuya labor es la de extender todo tipo de arte musical y teatral (comedias, farándulas, danzas, espectáculos literarios y otros asimilados), así como cualquier representación escenificada que, desde la diversidad cultural, según la geografía donde los artistas haya nacido, comparte y contrasta a pueblos y a gentes, provocando que se aúnan en pro de la participación solidaria y fraterna, enviando un mensaje de cooperación internacional.

Por otro lado, desde Santa Coloma de Gramanet, denominada también Santa Coloma de Besós durante unos pocos años (1937-1939), quizás por las aguas del río Besós que impregnan las tierras de aquella región, Daniel y Jesica preparan el lugar donde se realizará la representación. En la calle Pedró, en el Centro Terra, la terapeuta, especializada en LNT1, Sandra Gurú Roig, ha cedido el local al equipo de los tres artistas para realizar la actividad. También, a través de la imaginación de estas tres personas, se participará de la filosofía de los “quantus” del ser humano, o del esquema sistémico, o del equilibrio homeostático… En definitiva, de la necesidad de un consenso entre el “corpore” y la “mens”, entre la materia y el espíritu, entre la sustancia y lo abstracto, entre lo tangible y lo intangible, entre la emoción y la sapiencia, entre la belleza de una imagen y el encanto de un poema, entre los colores de un lienzo y la profundidad de su sentimiento a través de sus formas y espacios.

De Palma a Badalona, 8 de julio de 2021.

Miguel Ángel iba también acompañado de un amigo, Miquel Palou-Bosch, el cual ya había participado en algunos actos del músico, colaborando, ayudando, según sus capacidades y posibilidades, o simplemente disfrutando como espectador. Palou-Bosch ya está jubilado. Ahora intenta escribir, le gusta mucho expresarse a través de las letras, de manifestar sus sentimientos a través de ellas; las letras, para él, son como la energía que necesita el cuerpo para subsistir; son, sus letras, como la sangre que va fluyendo por sus arterias, dando color a su piel, dando fuerza a sus músculos, dando resistencia a los huesos. Sólo que con las letras lo que alimenta es su alma, su psique, ordena sus sentimientos, tanto agradables como desagradables. Y, por otra parte, le encanta disertar con M. Ángel, oírle hablar, observar su vitalidad y sus ganas enormes de aprender y de compartir y participar.

Palou-Bosch debía recoger a Miguel Ángel en su casa, dispuesto y preparado. El vuelo salía a las 08:05 horas; por tanto, habían convenido que Palou-Bosch recogería a su compañero a las 05:45 horas, pues el mostrador de facturación se abría a las 06:05 y su cierre a las 07:25, por lo que se trataba de levantarse prontito y acudir con el tiempo adecuado.

Sin embargo, quizás por causas que la jubilación no perdona, Palou-Bosch confundió (él o su mente, su consciente o inconsciente, quién sabe…) las 05:45 con las 06:45. Eso hizo que llegara una hora más tarde a recoger a Miguel Ángel. ¡Menos mal que el músico es persona templada y paciente! Pues, siendo de otra manera, Palou-Bosch hubiera recibido una buena reprimenda de sus posibles compañeros de viaje. Pero una vez cargadas las maletas de M. Ángel y puestos ambos los correspondientes cinturones de seguridad, se lanzó el coche a la vieja autopista hacia el aeropuerto. Se aparcó el coche en el edificio aposta para ello y con las maletas a cuestas se dirigieron ambos viajeros a través de un largo túnel acristalado que los conduciría a la terminal.

Enseguida que acabaron con el largo corredor que había entre el parking y el edificio central, entraron en la enorme construcción llena de letreros, mostradores, oficinas, anuncios y, naturalmente, gente, bastante gente para las restricciones sanitarias existentes debido a la pandemia del “covid”.

Inmediatamente, Miguel Ángel, con preocupación, fue a ver los carteles electrónicos que indicaban la situación de los vuelos. Se tranquilizó cuando observó que nuestro vuelo número VY3901 (cía Vueling) no había modificado su programa; y, sobretodo, porque la ventanilla de facturación permanecía aún abierta.

Una vez pasados por el mostrador, habiendo facturado ya las maletas, y con la tranquilidad de estar todo controlado, Miguel Ángel sugirió irse inmediatamente a reponer fuerzas, pues no le había dado tiempo a desayunar en casa. Ambos se alimentaron bien. Y Palou-Bosch tuvo la delicadeza de invitar, visto su conducta atolondrada que, de buena madrugada, había hecho sufrir a su camarada de expedición.

El vuelo no tuvo ningún retraso. El comandante, con acento claramente mallorquín, les dio la bienvenida a todos. La cabina de viajeros no estaba completamente llena, por lo que las normas de seguridad sanitaria se podían cumplir casi a la perfección. A Holguín le tocó bastante adelante del avión. Palou estaba justo a la cola, con un tremendo ruido proveniente de los motores. Pero no tuvo ningún problema. Como es habitual en este tipo de viajes, se pone sus tapones de cera en las orejas y saca algún librito o revista de su mochila. Y se pone a leer (o se duerme intentándolo).

Al cabo de veinticinco minutos, el señor comandante informaba de la llegada a Barcelona, a la gran Ciudad Condal, a la vieja y antigua ciudad del siglo IX, a la ciudad desde donde se administraron un día todos los condados de Catalunya.

Eran las nueve y algunos minutos más cuando los dos viajeros recogían el equipaje. El aeropuerto barcelonés estaba casi completamente vacío. Sus cafés y bares, tiendas y oficinas aparecían selladas con cintas de las autoridades sanitarias o policiales. Tal vez por ser jueves, día alejado del fin de semana, había pocos vuelos vacacionales o turísticos; pues a la vuelta, en pleno domingo a las ocho de la tarde, el aeropuerto nos apareció abarrotado.

Una vez recogidas las maletas, la pequeña comitiva se fue en busca de un transporte que los llevara a Barcelona, o a Badalona directamente si fuese posible. Al final, cogieron el metro que los entró a las puertas de Badalona. Dado que el viaje en metro había durado más que el avión, pues fueron más de sesenta minutos dentro de los vagones, y no siempre sentados, decidieron, al ver una hermosa cafetería especializada en pastelería, tomarse suculentas bebidas calientes y exquisitas bollerías.

En aquel lugar, estuvieron los dos migueles disertando, discurseando, sobre la actividad a realizar el viernes, día 9, a las siete de la tarde, en el centro de yoga y terapias Terra de Santa Coloma. También hablaron sobre otras cuestiones relacionadas con la filosofía del centro y de qué forma la música podría ser una buena herramienta para ayudar a la reflexión y a la meditación. En definitiva, de qué manera el arte, en sus diversas expresiones, podía servir de ayuda para equilibrar la relación del cuerpo con la emoción; de qué forma, el arte, podía ayudar a los individuos a soportar determinadas severidades que, tanto desde el exterior, desde la sociedad, como desde su propio interior, les pudieran surgir.

Después cogieron un taxi y se dirigieron hacia al hotel, que ya les esperaba en la calle Navarra, nº 9. Ahí se instalaron. Media hora después, Jesica los esperaba en la entrada del hotel. Miguel Ángel presentó a Miquel y a Jesica, hablaron un poco sobre ellos y la pareja de Jesica, Daniel, que estaba en un curso y se incorporaría con ellos más tarde para comer. Jesica sugirió ir a pie desde el hotel hasta Santa Coloma de Gramanet, hacia la zona donde se encontraba el centro Terra, en la calle Pedró. La idea les pareció muy bien a Miguel Ángel y a Miquel, pues así podrían observar la ciudad, tanto de Badalona como de Santa Coloma, urbes pagadas una a la otra.

Una vez en Pedró, Jesica enseñó las instalaciones a los migueles, explicando especialmente a Holguín de qué forma se plantearía el escenario. Aprovechó el momento para enseñar los instrumentos de música que ya Daniel había traído al centro: una lira griega, fabricada artesanalmente a mano; una vasija o “udu”; un palo o tubo de lluvia; un “n’goni”, mezcla de arpa y laúd, de factura africana; un cuenco tibetano; un gong o platillo; una pandereta; un juego de campanillas tibetanas; un “calabash”, una gran calabaza redonda partida por la mitad, tocada sólo con las manos, y cuyo sonido repercute impresionantemente sobre los demás instrumentos musicales, bien acompañándolos o asumiendo su particular protagonismo principal en la pieza; y, finalmente, Jesica enseñó la guitarra que Holguín debería utilizar para la sería su interpretación.

Ya sobre las 14:00 horas, los tres se fueron hacia un restaurante muy típico de la zona donde degustaron deliciosos mariscos, añadida dicha comida por divertidas e interesantes conversaciones, donde el mundo de las ilusiones parecía bajar por un momento hacia aquellas cuatro comensales.

Después de una sobremesa adecuada, y necesaria, el equipo saludó a los restauradores dándoles la enhorabuena por las viandas tomadas, por los caldos y líquidos degustados y por las agradables atenciones recibidas. Una vez despedidos, las cuatro alegres almas se dirigieron a Pedró, para que Daniel en persona informara a M. Ángel de los instrumentos a utilizar y éste los pudiera oír, degustando así la calidad de su acústica, compaginando las vibraciones y otros elementos musicales, como la armonía o el ritmo, con las características de la guitarra. Realizaron, pues, una serie de pruebas y comprobaciones, decidiendo verse al día siguiente para el ensayo principal.

Ensayo general y guion. Día nueve de julio.

Al día siguiente, el viernes, después de un agradable desayuno en el hotel, Miguel Ángel y Miquel se dirigieron a pie hasta Santa Coloma de Gramanet, en dirección a la ya famosa calle Pedró donde se encontraba el centro de yoga y meditación. Se prepararon las piezas musicales y se estableció el orden de entrada de cada número, aunque esto siempre se suele modificar, inevitablemente, en el estreno, cuando toda la gente te mira y existe más presión sobre el escenario.

Al final, el guion estaría compuesto por interpretaciones instrumentales, danza, un mantra cantado, un poema recitado y otro también cantado; todo ello, con el afán de llegar al espectador, con el afán de relajar sus mentes por unos momentos y animarlos de nuevo a sus quehaceres diarios.

Resultó una mañana dura, de pruebas, una tras otra, de verificaciones, de repeticiones y correcciones. Finalmente, satisfechos del trabajo, el grupo se decidió irse a comer a otro restaurante muy cerca del centro Terra. Esta vez iban a degustar la gastronomía japonesa con cierto toque especial del restaurante, a la que éste denominaba “cuina japó-fusió”; es decir, se trataba de combinar la cocina de Japón, en especial los conocidos sushis, con ciertos ajustes o pinceladas de la cocina mediterránea. Entre algunos platos de su carta, como entrantes, se podía encontrar las empanadillas al vapor con carne de cerdo (“pork gyozas”); o el “eby furay” (langostinos rebozados en panko, especie de pan rallado japonés, con salsa sweet chilly); o el “edamane” (vaina de soja con sal y sésamo); o el tartar de salmón (salmón, aguacate, mahonesa japonesa y arroz). En cuanto a los sushis, se encontraban tres tipos de “uramakis”: el denominado “california uramaki” (relleno de queso crema, cangrejo y cebolla crujiente); el “sake uramaki” (relleno de salmón y aguacate); y el “hot philadelphia” (rebozado con salmón, cebolleta y queso crema). Y, naturalmente, para platos fuertes, generalmente de segundo, se encontraban fideos (con verduras y gambas), brochetas con salsas y arroz, ternera con curry, bacalao en curry thai amarillo o salmón en salsa teriyaki con arroz thai.

Naturalmente, con esta rica carta, todos los miembros del proyecto musical, que por la tarde se debía estrenar, quedaron completamente satisfechos. Decidieron irse a descansar cada uno a su casa u hotel y volver pronto, sobre las cinco horas de la tarde al Centro Terra, a fin de perfilar el guion y preparar la recepción de la gente.

 

Estreno de la obra.

Una vez incorporados en calle Pedró, las cuatro personas empezaron sus tareas: una, haciendo fotos a los instrumentos y a las instalaciones; otro, probando cuerdas y timbales; otro, leyendo textos. Al cabo de un rato empezaron el guion previsto para realizar el último ensayo.

Se interpretaron obras musicales como “Ambientes cálidos”, “Velas en la oscuridad”, “Un nuevo sentir”, “Entre dos aguas”; y alguna que otra sin nombre improvisada al compás.

Luego Jesica ensayaría la exposición de un poema de su autoría. La recitación sería cantada. Aquí la tenemos:

Abre tu corazón

*

Abre tu corazón.

Abre tu corazón.

Déjate sentir.

Déjate sentir.

Déjate vivir.

Porque el son de la música

está dentro de ti.

¡Ah! A vibrar.

¡Ah! A bailar.

¡Ah! A gozar.

¡Ah! Siente la música

dentro de ti.

¡Ah! Disfruta la vida,

que tuya es.

¡Ah! Vive tu ilusión,

que tuya es.

Vive sin pretensión.

Vive sin rencor.

¡Ah! Abre tu corazón.

Abre tu corazón.

Ábrelo sin temor.

Jesica.

*

Y Miguel A. Holguín aportaría también su poesía a la actuación. Se puso de pie y, cogiendo una hoja de papel, empezó a recitar sus versos:

Tu mirada.

Los paisajes hermosos de tu mirada

me preguntaron ayer

dónde estabas.

Y yo te contesté,

en el más puro silencio:

“está en un lugar del firmamento,

está en el techo del mundo,

está en la luna,

está en los lejanos luceros”.

Pero, ¿dónde estabas?

¿Dónde estabas, en realidad?

Estrellas y cánticos se desprendieron

Y te hicieron lo que esperabas:

Luces en la penumbra.

Luces en tu cielo.

Luces en tu mirada.

M. A. Holguín-Terrón

 

*

 

Finalmente, en el área literario-mística, Jesica cantó un mantra, explicando con antelación el significado del mantra. El mantra es una especie de jaculatoria, que en el ámbito católico tanto se ha producido, al invocar a un Santo o a una divinidad; se trata de una plegaria o rezo muy corto, de pocas palabras. Así, en otras religiones y entornos místicos también se produce. A veces, dicha oración o invocación se realiza utilizando la tonalidad musical, como un cántico sin instrumentos que le acompañen, la única voz del interprete conjuga la armonía con las palabras.

La frase lanzada por Jesica era “zokah sa masta suichino bhauantu”. Su significado en castellano resulta difícil de traducir literalmente. Por ello, Jesica explicaba que la frase significaba en general lo siguiente:

“Es un mantra para pedir que felicidadlleguee todos los seres existentes. El canto pretende ayudar a la iluminación amorosa de todos los seres. Su significado sería pedir para que todos los seres, de todas partes, puedan ser felices y libres; y puedan los pensamientos, palabras y acciones de uno, contribuir de alguna manera a la felicidad y a la libertad de todos”

“Etimología de “mantra”: “man” en hindú (sáncrito), significa “mente”; “tra” en la misma lengua anterior, significa “liberación”; en consecuencia, “man-tra”, significaría algo así como liberar la mente.

Por tanto, el vocablo significa una acción que libera la mente, a través del pensamiento, de la palabra y de la música, en cuanto que ésta es realizada por el propio invocador.

El mantra de Jesica impresionó a la audiencia, relajó sus músculos y su mente, algo que manifestaron todos los asistentes con su agradecimiento, apuntando la claridad de su voz y la pureza de la tonalidad.

 

n’goni

 

Los músicos, por otra parte, fusionaron estilos provenientes de diversos rincones del mundo. A este cronista le pareció oír como si África cantara con Andalucía, Grecia con la India, Rumania con América: la música parecía como si el globo terráqueo hubiese cambiado los continentes y los océanos por notas musicales; redondas, blancas, negras, corcheas y semicorcheas convertían el mundo en un bello pentagrama; la Tierra parecía tener un único idioma, una única cultura en la que todas, a la vez, convergían; por unos instantes, el mundo había llegado a un acuerdo, la música unía las diferencias; como ya antes Jesica había dicho: “entiende mis defectos y comprende mis virtudes”. En aquellas actuaciones, las artes escénicas, con su baile, su música, sus letras se convertía en un canto a la unión de las gentes que, a pesar de sus diferencias, podían encontrar, entre los defectos, virtudes maravillosas con las cuales compartir.

Aquella obra, pues, había conseguido lo que pretendía: llevar esperanza, creer en la esperanza, este vocablo que quizás provenga de esperar, esperar en que la bondad se produzca y propague, esperar que el perdón pueda darse, esperar en un mundo de gentes solidarias, esperar que la humildad sea fructífera ante la vehemencia y la ira. También, esperanza, conlleva confianza (con-fides-anza), tener fe, fiarse del futuro, fiarse de la vida, fiarse de la gente.

Aunque, ciertamente, para algo existe la razón, el cálculo de riesgos, la previsión de daños, la deducción de unos resultados. Así, las personas parecen estar entre dos aguas, una emocional y otra racional. Buscar el equilibrio entre ellas es de lo que se trata. Que una no supere a la otra, sino que convivan dialogando, respetándose, estableciendo pautas de vida, correcciones, depuraciones, ajustes, arreglos, como si de una representación teatral, musical, coreográfica o cualquier otra escénica se tratara.

Día nueve de julio. Descanso y turismo.

Preparadas las maletas, Miguel Ángel y Miquel bajaron al comedor del hotel para disfrutar del desayuno. Ahí, en el comedor, aparecía al fondo una imagen de un hermoso claustro gótico. Era tan perfecto que alguien incluso creyó que era un complemento externo del comedor. No era así. Se trataba de un gran panel en que se reflejaba la imagen del claustre de Sant Jeroni de Murtra.

La Orden de San Jerónimo era contemplativa y monástica (siglo XIV). Su procedencia en España es ermitaña y castellana. Adoptaron las reglas de San Agustín. El monasterio de Badalona/Santa Coloma Gramanet se encuentra en la Sierra de la Marina, zona adaptada para el senderismo,

con diversos merenderos, adecuado para el invierno (en verano resulta espacio muy caluroso).

Primero, estos monjes se establecieron en la comarca de El Garraf (1414). Dos años más tarde estaban, Bertrán Nicolau, restauró la casa de La Murtra (castellano: mirto; casa del mirto), denominada así por un enorme mirto que se sitúa en el centro del claustro. Es sabido que los mirtos son matas o arbustos, sin llegar a más. Sin embargo, el mirto de este monasterio se ha transformado en un verdadero árbol, comparándose perfectamente con una encina o similar.

Pues bien, una vez dispuesta la casa, los cenobitas se dirigieron hacia las tierras de La Marina. Se fueron construyendo las distintas dependencias: la capilla, en primer lugar, las celdas, el claustro, el refectorio y la cocina.

Alguna crónica nos habla de que en 1431 residían catorce monjes, aunque en condiciones económicas muy precarias. Solicitaron la inclusión en el monasterio del Valle de Hebrón. Su petición fue desestimada. Pero el rey Juan II (Aragón y Navarra) dispuso ayudas para los ascetas.

También se dice que los Reyes Católicos y Carlos I de España subvencionaron de buen grado a los jeronimianos de Murtra. No en vano, cuando Juan de Cañamares intenta matar (7/12/1492) a Fernando el Católico en el palacio Real Mayor de Barcelona, el rey fue asistido, junto con su esposa Isabel, en el Monasterio de Murtra. También en él, los monarcas concedieron audiencia (abril de 1493) a Cristóbal Colón para que éste les informara sobre su viaje en las Indias.

Otros personajes resaltaron en Sant Jeroni de Murtra. Pere Benejam, menorquín (se desconoce su fecha de nacimiento), nacido en Ciutadella, fue consejero del ducado de Cardona. En 1482 los Reyes Católicos autorizaban a Juan Ramon Folch para disfrutar de este título nobiliario. También, el citado fraile, fue prior del monasterio. Era hombre culto y formado. Fue también asesor de los Reyes Católicos, que lo requerirían en varias ocasiones.

Fra Ramon Pané, del cual se encuentra una escultura en los jardines del citado monasterio, no se sabe cuánto tiempo residió en Murtra, pero sí estaba cuando los Reyes Católicos se entrevistaron con Colón en la primavera de 1493. Es recordado como la primera persona que aprendió la lengua taína (estudiarla y entenderla). Se desconoce la fecha de su nacimiento y se supone falleció después del año 1502.

Escribió una obra interesante etnográfica, según parece a petición del propio Colón: “Relación acerca de las antigüedades de los indios”. El monasterio de Sant Jeroni de Murtra lo recuerda con cariño y devoción.

Ya en nuestros tiempos, Francisc Oriol i Tarrats (“Sant Jeroni de Murtra (1836-1920”, Edimutra, Barcelona, abril 2021) nos señala la influencia de Francesca Güell i López, hija del famoso Eusebi Güell, mecenas de Gaudí y hombre culto amante del arte. En aquel año de postguerra española, 1947, el monasterio estaba en abandono. Sólo se utilizaban las dependencias propias de una “masía”. En aquel momento su propietario era Jaume Algarra. Y Francesca decidió comprar la finca. Restauró las piezas monacales. Y convirtió aquel lugar en un entorno especial para la soledad y pare el silencio. Todo el mundo debía tener el derecho de entrar en él. Ni las diferencias de género, de nacionalidades, de creencias o ideologías debía ser apartado. Sólo se requerían un requisito: la sinceridad por buscar la verdad.

Francesca falleció el 18 de febrero de 1976. Antes, en 1971, había cedido el cenobio a la Fundación Casa de Santiago del Arzobispado de Barcelona. El objeto del monasterio debía cubrir las necesidades de reposo religioso y cultural (intelectuales y artistas de cualquier rincón del mundo). En la Navidad de 1971, el director de dicha fundación, Alfredo Rubio de Castarlenas, junto con otros compañeros de dicha organización,

se instalaban en el monasterio de La Marina. Se constituyó un patronato. Pronto éste conseguiría que el sitio de Francesca Güell fuera declarado monumento histórico y cultural. El seis de diciembre de 1974 se recibía el título de esta calificación.

 

Vuelta a Mallorca

Volvía a Mallorca relajado y descansado del agradable viaje. No pude más que agradecer a Miguel Ángel su invitación.

A veces me han resultado más constructivos aquellos viajes de corto tiempo, humildes, sencillos, en los que el destino te va enseñando cosas, que los que vas planeando con tiempo y quieres controlar luego en exceso.

Muchas gracias.

El Espía Social.

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