EL ESPÍA SOCIAL –Viahiapatia.es
El determinismo científico
Imágenes: Primitivos, 2018, PM, Juana Mª Fernández Llobera
Texto: Miquel Palou-Bosch Fuente de referencia: https://www.bbc.com/mundo/articles/c035p8kw6nlo?utm_source=pocket-newtab-es-es
Margarita Rodríguez, BBC News Mundo, 26 febrero 2024
(Entrevista al neuro-científico (neuro-endocrinólogo) Robert Sapolsky (6-4-1957), Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos. Universidades de Harvard y Rockefeller. Profesor de la Universidad de Stanford e investigador del Museo de Kenia. Es hijo de inmigrantes rusos judíos. Su padre, Thomas, fue un reputado arquitecto en USA).
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¿Cómo puede existir un determinismo en contra del libre albedrío, si no podemos demostrar que la historia de un sujeto se puede repetir, en caso de volver atrás y tener la oportunidad de una segunda vida?
La entrevista de Margarita Rodríguez (BBC News Mundo, 26/2/24) a Robert Sapolsky, biólogo y antropólogo físico, me ha dado lugar a su análisis, ante una serie de contradicciones que he notado en las manifestaciones del científico.
El autor, a mi entender, se contradice y utiliza un solo elemento de referencia: la biología. A partir de esta episteme exclusivamente material, la neurona, la hormona y otros elementos de carácter bioquímico, intenta descifrar o definir la conducta de la persona. Sin embargo, en un pasaje de la entrevista, admite la influencia del entorno junto con la genética y la hormona: "No somos ni más ni menos que la suma de aquello que no pudimos controlar: nuestra biología, nuestro entorno y la interacción entre ambos", dice el científico. “De hecho, creo que la idea de que no somos los capitanes de nuestro destino puede llegar a ser una visión bastante ‘liberadora y humana’ [según el biólogo]”. Desde luego, en la medida de que nos sintamos sin responsabilidad por nuestros actos, podemos comportarnos según nuestros deseos más primitivos, otra cosa es qué haremos ante las normas y leyes sociales establecidas.
"Detrás de cada pensamiento, acción y experiencia yace una cadena de causas biológicas y ambientales, que se extiende desde el momento en que se activa una neurona hasta el inicio de nuestra especie y más allá. En ninguna parte de esta secuencia infinita hay un lugar donde el libre albedrío pueda desempeñar un rol". Así, Sapolsky nos define el libre albedrío de la siguiente manera: “Es una circunstancia en la que tomamos una decisión. Todos los días tomamos decisiones. Por ejemplo, elegimos lo que vamos a comer". "Somos conscientes, tenemos una intención y actuamos en consecuencia. Sabemos cuál será el resultado probable, también sabemos que no tenemos que hacerlo, nadie nos obliga, tenemos alternativas y, para la mayoría de las personas, intuitivamente eso es libre albedrío”. Bueno…habría que comentar a los pobres indigentes qué alternativas tienen ante su situación o si podrán elegir qué comer durante el día.
El biólogo, considera que la causa de una conducta es resultado del "determinismo que vino poco antes, el cual fue causado por el determinismo que hubo antes de ése y el de antes de ése". "Para mí, es como si cada momento fuera el resultado de lo que vino antes", dice el experto. "Este es un mundo en el que no hay nada que suceda sin una explicación, sin lo que
vino antes". “Por ejemplo, si tomamos la aplaysia, un [tipo] de caracol marino […], sabemos que si le pegamos en la cabeza va a provocar una reacción, [esconderá de inmediato su cuerpo]. [Pero] lo haces para entender el comportamiento. No le pegas porque crees que es malvado [o con intención de hacerle daño, pero él así lo considera instintivamente]", explica. "De la misma forma, los elogios y las recompensas no tienen sentido en sí mismos. Pueden usarse de manera instrumental, pero no son virtudes en sí mismos”, sentencia.
No obstante, la teoría del endocrinólogo, no está apoyada por toda la comunidad científica; de hecho, “Piovarchy sostiene que Sapolsky cae en el error de asumir que las preguntas sobre el libre albedrío ‘se responden mirando simplemente lo que dice la ciencia’, y añade que el libre albedrío es también una cuestión metafísica y moral, que es algo que los filósofos han venido estudiando desde mucho tiempo” (Rodríguez).
Por otra parte, “John Martin Fischer, filósofo y profesor de la Universidad de California, experto en libre albedrío, también cuestiona el planteamiento del neurocientífico: ‘Sapolsky desea abrirnos los ojos frente a lo que él considera nuestras falsas creencias de que somos libres y moralmente responsables, e incluso agentes activos, tres aspectos centrales y fundamentales de la vida humana y de nuestra navegación por ella’, escribió en una reseña publicada por la Universidad de Notre Dame. Y es que, desde la filosofía, el panorama se ve muy diferente. ‘La ciencia, por supuesto, es relevante; pero eso no convierte el libre albedrío en una cuestión científica’” (Rodríguez).
Y es que hay elementos que aún la ciencia no ha descubierto. Ella entiende que todo es material, porque sólo puede estudiar sobre elementos materiales. Eso es una restricción que hay que tener en cuenta cuando se quiere analizar (con la ciencia empírica) la sociedad o el individuo humano. Y es que la infinidad de variables, en la actividad del sujeto o del grupo, sugiere que todo está en función de reacciones diferentes en una combinación caótica de elementos tanto materiales como inmateriales, entendiendo esta inmaterialidad como algo impalpable, incognoscible. Y la ciencia, como ya se ha dicho, no puede entrar al análisis de lo intangible o incorpóreo. Por tanto, el estudio que hace ya años determinadas universidades e investigadores de las ciencias empíricas, sean puras o aplicadas, intentan realizar sobre la conducta social y el comportamiento individual de sus miembros nos lleva a un peligroso mecanicismo que devalúa la calidad del ser humano. Bioquímicos, físicos, la medicina, la ingeniería informática y de sistemas y hasta las exactas intentan, hace ya décadas, definir con variables y factores limitados el futuro de la sociedad y sus estructuras. Y cualquier comunidad industrial contemporánea está conformada por un compuesto de elementos materiales e inmateriales, considerando a estos últimos como elementos que producen reacción pero que no podemos observar; por ejemplo: las emociones, los sentimientos, las sensaciones, la imaginación, la ira, el autocontrol, etc. Otra cosa es que los principios científicos de las diversas especialidades puedan servir de herramienta a la filosofía social, la psicología, la sociología, la historiografía o la pedagogía. Por ejemplo, estaría de acuerdo que el conocimiento de la matemática sirviera para esquematizar las teorías elaboradas por las anteriores disciplinas citadas, en el sentido pedagógico de transferir conocimientos.
Por tanto, y para concluir, la vida se produce por la reacción de elementos que son observables y por otros que no lo son. Podemos comparar esta reacción con la conocida entre elementos materiales; sólo es que aquí desconocemos qué elementos, además de los establecidos en la tabla periódica, puedan entrar en juego.
Muchas gracias.
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