SILENCIAMIENTO INJUSTO DE NORAH LANGE
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SILENCIAMIENTO INJUSTO DE NORAH LANGE

Un artículo de Juana María Fernández Llobera

Juana Ma. Fdez. Llobera | 18 sep 2024


SILENCIAMIENTO INJUSTO DE NORAH LANGE

Como complemento al artículo de mi compañero Miquel Palou-Bosch, aquí os dejo el mío relativo a la escritora argentina, de ascendencia noruega, Norah Lange, que nos dejó como legado cuatro novelas, cuatro poemarios, dos memorias y varios discursos. Considerada “la musa del ultraísmo”, en realidad fue una escritora intelectual que abarcó varios géneros literarios, pero de la cual no se habla apenas por haber tenido una existencia en la sombra de su compañero sentimental, por varias décadas, el también escritor, Oliverio Girondo. Recordemos que es la única presencia femenina en las reuniones del grupo de los martinfierristas y que su marido se convirtió en el supervisor de su obra, aunque como comentaré más adelante, consiguió publicar una novela que a él no le parecía bien que publicara. En el presente, su obra es prácticamente desconocida, entre otras cosas, porque los manuales de literatura apenas le dedican unas breves líneas. Siempre se habla de ella en relación a ser “la esposa de Girondo” y, en otras ocasiones, “la amiga de Borges”. El martinfierrismo defendía los cánones del ultraísmo, que fue un movimiento cuyo nombre fue acuñado por Guillermo de Torre, que fue un poeta ultraísta, ensayista y crítico literario y de arte español perteneciente a la generación del 27. Dicho movimiento fue iniciado en España en 1918, siguiendo el modelo creacionista de Vicente Huidobro, que se enfrenta al modernismo y al novecentismo imperante, hasta ese instante, desde finales del siglo XIX. Fue el joven, por entonces, Jorge Luis Borges, que se instaló con su hermana en Madrid en 1919, el que se adentró en dicho movimiento a través de las tertulias que se producían en la capital de España y, de esa forma, después, llegó su influencia a través de él a Norah Lange y otros. De hecho, es Borges quien introduce a Norah Lange en el círculo ultraísta, prolongando su primer libro de poemas, “La calle de la tarde”, pero aquí también el escritor hace uso de estereotipos para caracterizar a la mujer como “niña-musa-ángel”, con lo cual, volvemos al problema de que no se consideraba a la mujer a la altura del hombre, quedando siempre relegada. Sin embargo, Norah Lange siempre se mostró agradecida como por ejemplo se muestra en la transcripción de sus palabras en “De Nobile, 1968: 21”, que dice: “ […] debo a dos personas cuanto de valor haya en mis obras : a Jorge Luis Borges los años de mi iniciación en la literatura; a Oliverio durante el resto de mi vida. Si no los hubiera conocido estoy segura de que mis obras serían muy distintas de lo que son. Oliverio me obligaba a trabajar ocho horas diarias y leía con mucha severidad lo que había escrito”.

La primera obra que leí de Norah Lange, fue su primer poemario, cuyo título es “La calle de la tarde”, que data de 1925, cuando ella tenía veinte años. El prólogo de ese libro fue escrito, como he mencionado anteriormente, por Jorge Luis Borges y el grabado de la portada fue hecho por la hermana de éste, Norah Borges. Recordemos que Norah Lange fue un amor de la juventud del escritor, cuyo corazón rompió la bella pelirroja al irse, con el también escritor, Oliverio Girondo. Se trata de un poemario de poemas breves de índole sentimental, en que podemos encontrar un cierto erotismo que subyace bajo el tema de amor y que no emerge a la superficie por pudor.

En 1927 ve la luz su primera novela, titulada “Voz de vida”, a la que seguirá, seis años después, la novela que yo pienso que es la más conocida de ella y la que creó más revuelo,

cuyo título es “45 días y 30 marineros”. Está segunda novela es transgresora porque es el viaje que realiza una mujer sola desde Buenos Aires a Oslo, y para conmocionar más al lector, el viaje se hace en un carguero con treinta marineros. Existe un asedio erótico y sexual a la protagonista, llamada Ingrid, por parte de los marineros de la tripulación noruega, que es más intensa en la primera etapa del viaje, cuando están todavía en aguas americanas. En la tercera etapa del viaje, cuando ya llegan a Europa, en concreto a Rotterdam, la conducta de los marineros cambia y se contienen porque el hogar está próximo. Su marido no estaba de acuerdo en que fuera publicada, pero logró que viera la luz. Luego vendrían dos novelas más, “Personas en la sala” que fue publicada en 1950, donde una adolescente espía la casa de enfrente y “Los dos retratos” en 1956, que pertenece al género fantástico y fue elogiada en su tiempo.

He escogido un poema de ella para analizarlo:

He vuelto a la calle ahondada de esperas

rezando ausencias que ya no serán más.

Calle poblada de voces humildes,

¡cuán cerca la hora en que él me querrá!

Sobre la tierra sumisa de ocasos,

pasaste a mi lado como un madrigal.

Toda la dicha se estuvo en mis ojos,

y fue leve cansancio la emoción de tu voz.

Calle: mi verso pronto irá hacia ti honrado de emociones,

como un abrazo que anticipa olvido y soledades.

La ciudad de la que nos habla la poeta surge como contraposición a la experiencia de ahogo producido en el hogar paterno, debido a las normas impuestas por ser mujer. La calle es un espacio libre en el cual los versos pueden danzar sin estar sujetos a una rígida disciplina.

Hace alusión a “madrigal” por su brevedad, como encuentro fugaz, ya que el término en sí es un poema breve, generalmente de tema amoroso, en que se combinan versos de siete y once sílabas.

El poema que nos ocupa, combina, en su mayor parte, versos de doce y once sílabas. Tiene solo 10 en los versos cuarto y último. En este poema hay una propuesta de renovación, de ruptura con las rimas y versificaciones tradicionales. Utiliza hábilmente la metáfora como elemento central del poema. Recordemos que el ultraísmo da mucha importancia al uso de la metáfora. Su “yo” no desaparece y se muestra envuelto de emociones. Nos permite ver los espacios de la ciudad como escenarios del amor, de la vida, lejos de los caminos románticos. Su poesía proviene de paisajes interiores, y siguiendo las propuestas vanguardistas, sus emociones, sus palabras, transitan por lo cotidiano.

No responde el poema que nos ocupa a la estética plenamente vanguardista, sino que hay eco de lo que se llamó “sencillismo”, basándose en la apreciación de la realidad cotidiana con lenguaje desnudo, con una mirada llena de emociones. Será tiempo después cuando se vaya adentrando plenamente en el vanguardismo.

Lo cierto es que, fue una mujer que, con su obra, con su imaginación, supo abrir camino para que las escritoras posteriores pudiéramos tener un espacio en el que se nos respetara. Ella fue una escritora más entre el grupo de escritores que intentaban renovar la narrativa argentina.

Gracias Norah Lange. Gracias a todas las escritoras que hubo antes de mí, por abrir el sendero para que nuestra obra pueda ser conocida más allá de un barrio en concreto, más allá de un cajón.

Juana María Fernández Llobera

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