SOSTENIBLE, SOSTENIBILIDAD, “SOSTENIBILIZAR”, “SOSTENIBILIZACIÓN”…
HIPATIA Asociación Intercultural

SOSTENIBLE, SOSTENIBILIDAD, “SOSTENIBILIZAR”, “SOSTENIBILIZACIÓN”…

Opinión de Miquel Palou-Bosch

Miquel Palou-Bosch | 31 oct 2022


HIPATIA, Centro Intercultural 

COLUMNA: EL ESPÍA SOCIAL

Autor: Miquel Palou-Bosch

SOSTENIBLE, SOSTENIBILIDAD, “SOSTENIBILIZAR”, “SOSTENIBILIZACIÓN”…

            El profesor Mateu Picornell Cladera, el pasado día 10 de octubre de este año (Diario de Mallorca: “Sostenibilitat, el marc conceptual”), nos explicaba lo que para él era el concepto de la sostenibilidad. Para definirlo, el autor utiliza una hermosa observación de John Stuart Mill (1857), que dice así:

            “Si la tierra tiene que perder la mayor parte de sus atractivos, extirpados por el crecimiento ilimitado de la riqueza y de la población, y con el único objetivo de permitir una cantidad de población más grande, pero no más feliz ni mejor, espero, sinceramente, para el bien de la posteridad, que nos conformemos con el estado estacionario, mucho antes de que la necesidad no nos fuerce ello.

            Por mi parte, me he permitido investigar algunas definiciones oficiales. De esta forma, me he encontrado con la definición que consta en la web de las Naciones Unidas (https://www.un.org/es/ga/president/65/issues/sustdev.shtmla):

            “Se define «el desarrollo sostenible como la satisfacción de «las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades». (Informe titulado «Nuestro futuro común» de 1987, Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo).”

            Otra definición, esta vez en el campo de la enseñanza superior, la encuentro en un informe (o documento promotor) sobre la “Sostenibilización curricular”, emitido por el Grupo de Trabajo de Sostenibilización Curricular de la Conferencia de rectores de universidades españolas (CRUE). Independientemente de que los rectores/as magníficos/as de las universidades españolas se olviden de que el vocablo “sostenibilización” no se encuentra en la RAE, intentan dos definiciones. La primera sería la siguiente:

            “Se trata del proceso de incorporación de criterios de sostenibilidad en la enseñanza y el aprendizaje del alumnado, de modo que la sostenibilidad impregne todas las esferas de la docencia. Y, por ende, de la gestión en que se desenvuelve la acción.”

            En esta somera definición, vemos que no se cumplen algunos requisitos para concretar un principio del que pueda llegarse a la praxis. No es posible definir un concepto con la repetición del mismo:

“—¿Qué significa ser paciente? (¿qué es la sostenibilidad?)”

“—Es alguien que tiene paciencia” (que todo sea sostenible)”

            Más tarde, el documento hace un esfuerzo hacia una exposición más perfeccionada:

            “La sostenibilidad es un concepto que va más allá del medio ambiente, y la sostenibilización curricular va más allá de la impartición de asignaturas específicas. La sostenibilidad es un término muy utilizado y recurrente, quizá demasiado, pero sigue encerrando un gran valor y potencial. Hablamos de “algo sostenible” cuando contempla el equilibrio natural, es viable económica y socialmente equitativo. Es un conjunto de

criterios orientados al comportamiento ético con todo lo que nos rodea (recursos, personas, espacios, etc.)”

(https://www.uco.es/aulasostenibilidad/images/documentos/QUE_ES_LA_SOSTENIBILIZACION_CURRICULAR.pdf)

 

            En realidad, vemos que, incluso en los foros académicos, no existe el suficiente sentimiento para entender lo que significa “sostener algo”, pues en su definición, barroca y poco original, no son capaces de ilusionar con una posibilidad práctica. Los lectores seguramente apreciarán conmigo que “sostener” significa evitar que algo se caiga, se arruine, caduque, muera. Por tanto, si mantenemos esta tesitura, debemos irnos al principio de este artículo para recuperar la frase, para mí muy acertada, de J.S.Mill (y eso que Mill pertenecía al partido liberal).

           

            Picornell ya hace referencia a la banalización de la sostenibilidad. El término está de moda y se abusa de su utilización. Incluso, es posible que muchos usen el término sin saber exactamente de qué se trata. Este autor, en su artículo, expone un ejemplo publicitario (televisivo): “Qué quiere decir que un pescado sea sostenible? Pues es aquel que se ha pescado de manera sostenible”.

 

            Yo creo que el concepto de sostenibilidad, en toda su cruda pureza, es una nueva ideología, es decir, una nueva idea cargada de ciencia y de sentimiento. Según Picornell, todo estriba en la economía, el que ésta establezca los límites del consumo y de la explotación. Y yo añadiría que también comprenda lo que significa el reparto, la distribución de las riquezas, el equilibrio material en la subsistencia. Pues si la economía no está sostenida por una estructura ética y moral, no podemos esperar que modifique sus cánones actuales.  Desde luego, como ya dice este autor, el “crecimiento sostenible es un término contradictorio en sí mismo: nada físico puede crecer indefinidamente”.

            La sostenibilidad, en consecuencia, es un conjunto de acepciones y de creencias. Esencialmente debe respetarse al individuo humano, pero también a la naturaleza como la “Madre Tierra”, tal y como nombran al Planeta determinadas culturas indígenas de América. Se trata, por tanto, de un nuevo concepto ético (en cuanto a su filosofía) y moral (en cuanto al individuo) que los seres humanos deben adquirir, compartir, repartir; se trata de extender la bondad de los más privilegiados hacia los más débiles. La naturaleza, en su conjunto, debería entenderse como la figura de un cierto dios físico. Y la moral, como el sentimiento y conocimiento de lo equitativo, racional, justo, proporcionado, debería ser la parte espiritual de este supuesto dios: una nueva estructura para el pensamiento humano.

 

            Pero vemos que la sociedad industrializada va por unos derroteros distintos a ciertas manifestaciones, oficiales o no, legales o no, que intentan explicar el concepto pero no son capaces de establecer planes para la praxis; y, aun cuando se realicen estos planes, programas o proyectos, no es posible llevarlo a la práctica, porque intereses económicos y financieros demasiado poderosos lo impiden.

            Algunos dicen que se ha hecho mucho trabajo para la sostenibilidad. Indican que se está progresando. Pero la cantidad no implica la calidad. Y, por otra parte, para saber el éxito de un proyecto, hay que analizar y estimar la reducción de los defectos. Si no hay reducción de éstos, es que el proyecto no incide sobre la modificación de conductas.

 

            Gracias, profesor, Sr. Picornell, por su lección. Gracias por recordarnos lo que no se está haciendo.

            Por cierto, que las guerras también son anti-ecológicas e inmorales. Y también añadir que desde luego existe actualmente un dios: el físico, es el dinero y todo lo que se puede conseguir con él; el espiritual, son los deseos desenfrenados para obtenerlo.

 

            Muchas gracias.

 

           Nota.- Foto: MPB

Temas relacionados:

Opiniones de este contenido

Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.




 No hay opiniones. Sé el primero en escribir.


Escribe tu comentario
* Datos requeridos
Título *
Contenido *
Tu nombre *
Tu email *
Tu sitio web