HISTORIA DE VILLA SORIANO
GUARANÍES EN EL RÍO NEGRO (II)
LA NOTA EN DIARIO "CRÓNICAS" DE SORIANO, URUGUAY
En nota anterior escribíamos sobre la llegada de veinte familias guaraníes al río Negro procedentes de San Pablo a fines de 1660 y que los habitantes de las islas (de la desembocadura) los comunicaron con Buenos Aires. Ello ya nos confirmaba la existencia de una población (la hoy Villa Soriano).
Los documentos del Archivo de Indias de Sevilla siguen confirmando. Fechada en Madrid en 1672 la reina escribe al Gobernador del río de la Plata Don Joseph Martínez de Salazar y destacamos lo que más nos importa para referirse a la existencia de la población chaná: “Don Alonso de Mercado siendo Gov.or de esas Provincias fundo en una Isla cerca del Río Negro que esta dela otra vanda del Río de la Plata”, se refiere a la fundación de San Miguel del río Negro con los mencionados guaraníes y por parte de fray Francisco de Rivas Gavilán de la Orden de la Merced y sitúa a la isla (actual Vizcaíno, nombrada en documentos de la época como San Miguel) en el río Negro y que está “de la otra banda del río”, así simplemente.
Menciona el documento que “se havia ya mudado la dha poblac.on del parage donde estava veinte leguas mas adelante a la entrada del Río Uruguay”. En efecto, la reducción San Miguel (o de Rivas Gavilán o Itacurubí) se muda veinte leguas al norte “a la entrada del río Uruguay”. De las islas del río Negro veinte leguas al norte nos ubica en cercanías de la actual San Javier. El documento expresa veinte leguas más adelante a la entrada del río Uruguay, significa lo que en la época se consideraba: que el río Uruguay y el río Negro desembocaban conjuntamente en el entonces denominado Paraná, actual río Uruguay en las costas de Soriano. Esto es vital para leer documentos de la época pues existe alguno que habla de la “otra banda del Paraná” y llama a confusión y erróneas interpretaciones.
Los guaraníes fundan San Miguel, se retiran a una isleta por enfrentamientos con sus vecinos y luego se van veinte leguas al norte.
“Sucedieron unas muertes entre aquellos Indios y otros de diferentes naziones por lo qual desampararon la Reduzion retirandose a una Isla anegadiza cerca della” En otro documento habla de problemas con “los charrúas sus vecinos” y ratifica así la existencia de la antigua población en la isla. Escribió Rivas Gavilán y luego de Junta General se le enviaron “socorro de bastimentos y gente y otro Religioso de la orden de la mrd”, “y después de haver estado los soldados mas de dos meses amparando los Indios de la reduzion, q llamando sus caziques y los delos agraviados para saber ynformaz.on de lo sucedido y castigar los culpados tratasteis de mudarlos a donde estubieron primero y lo resistieron” (cuando se retiraron a la isla anegadiza previo a irse veinte leguas al norte). También se trató de mudarlos “en una punta de la Voca del desaguadero del Río Uruguay poco mas de seis leguas donde al principio se poblaron”. Vuelve a confirmar el documento que la boca del desaguadero del río Uruguay se encontraba junto a la boca del río Negro (para la época).
Luego se enviaron dos franciscanos. Aparece en el documento otro dato confirmatorio de la existencia de la antigua reducción chaná: “y con su llegada se fueron a su gentilidad llevandose losq estavan reduzidos de muchos años a esta parte en que se perdieron mas de quinientas almas”. Más adelante: “procurareis que se encarguen de Volver a reduzir los que se retiraron”.
La situación da culpabilidad a Rivas Gavilán que es solicitado regresar a España. En 1669, a la llegada de dos navíos, se escribe a Santa Fé y se responde luego que Rivas llevaba más de cinco años tullido en una cama, con juramento de médico y religiosos.
Volvamos a “los que estaban reducidos de muchos años a esta parte en que se perdieron más de quinientas almas” (aparece en cédula real de 1666). Hablamos de un hecho de la historia entre 1660 a 1664, año que se extingue la doctrina de Rivas. Por lo tanto lo de reducidos de muchos años a esta parte nos sitúa perfectamente muchos años antes de fines de 1660 cuando llegaron las veinte familias guaraníes. Luego habla de 500 almas. Los guaraníes eran veinte familias, consideramos unas cien personas. Para fundar San Miguel o doctrina de Rivas Gavilán se unieron más guaraníes (los documentos hablan de 6 o 7 caciques más) tanto que un censo de “San Miguel y San José” habla de 399 personas. Por lo tanto las “almas perdidas” en ningún caso hace referencia a los guaraníes ni en número ni en tiempo de antiguedad sino a sus “vecinos los charrúas”. Además el documento menciona un San José.
Los guaraníes se retiraron a una isleta y luego veinte leguas al norte, no había necesidad de volver a reducirlos y al extinguirse su reducción en 1664 se van a otras como Sant Joseph, Santo Tomé y Los Reyes.
Documento censa la población de Santo Domingo Soriano en 425 personas y habla de la fundación de la doctrina dominica en la ya existente reducción. Hay un documento de 1668 que habla de estas situaciones, de refundaciones o reducciones nuevamente fundadas, de indios nuevamente convertidos, todo a la llegada de nuevas órdenes religiosas. También existe documento de 1665 donde el rey da cuenta del conocimiento de la población soriana en 1662 y recordemos tener en cuenta la demora en la información y en el envío de las cédulas reales. Ejemplo: cuando la orden franciscana llega en 1624 la población chaná ya existía, habían sido llamados a ayudar en la defensa y fortificación de Buenos Aires, con la cual comerciaban. El Gob. Céspedes les ofreció reducción y los chanás aceptaron voluntariamente pues también era una manera de sentirse protegidos. Por ello los franciscanos no necesitaron reunir a nadie, fueron directamente donde ya había una población: la isla Vizcaíno.
Un saludo en el mes aniversario 398 de Santo Domingo Soriano donde también se realizó el primer censo del país. Al paso del siglo XVII la población perdería habitantes pero ahí la tenemos todavía, como gloria histórica y no sólo por su fundación.
Sería bueno potenciarla más, darle la importancia que se merece.
MAPA
Fechado en octubre de 1733 por el francés D´Anville, dice: “geógrafo del Rey”. Todavía señala la “doctrina de Rivas” y muy alejada de sus ubicaciones anteriores. También está Sto. Domingo Soriano. Por más títulos que se dieran los cartógrafos cometían errores que quedan en evidencia ante los documentos escritos.
Federico Marotta
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